En diciembre del año 2006, la empresa americana Barret Resources informó del descubrimiento de petróleo pesado en volúmenes comerciales en el denominado Lote 67. El entonces Presidente de la República, Alan García Pérez, declaró: "Es un día histórico. Se van a hacer inversiones por 1.000 millones en estos tres años con un oleoducto nuevo hasta el oleoducto norperuano. Después de tres años, el Perú pasará a ser exportador y dejará de ser dependiente del petróleo mundial". Han pasado 7 años y el Perú, a pesar de la inminente entrada en explotación del lote 67, continúa siendo un país peligrosamente dependiente del petróleo e importador adicto del crudo extranjero.
El Lote 67 se encuentra en los distritos de Napo y Tigre, provincias de Loreto y Maynas de la Región Loreto, en la cuenca del río Marañón, muy cerca de la frontera con Ecuador, limitando con otras concesiones petroleras (ver figura 1). En el Lote 67 se han descubierto tres campos de crudo pesado: Paiche, Dorado y Piraña. La explotación de los campos del Lote 67 se realizará por fases. Así en el año 2013 se estima producir 7000 barriles diarios, 16 mil barriles en el año 2015, 35 mil barriles en el año 2017 y 63 mil barriles en el año 2019. Según la nota de prensa de PerúPetro, las reservas probadas en el Lote 67 son de aproximadamente 100 millones de barriles de crudo pesado de 14.6 °API.
Figura 1: Campo de exploración del Lote 67, Boletín Informativo 2012, OSINERGMIN.
El transporte de la producción del Lote 67 exige que el crudo pesado sea diluido. En una primera fase, el crudo pesado diluido se trasladará vía fluvial hasta la Estación I del Tramo I de la Oleoducto NorPeruano, ONP, y desde allí hasta el terminal de Bayovar. El líquido diluyente será transportado por vía fluvial hasta el Terminal Curaray desde donde se bombeará a la Estación Central de Procesamiento del campo Piraña para su almacenamiento. En esta fase inicial se procesará 7500 y 1500 barriles de petróleo y diluyente, respectivamente, además de 12000 barriles de agua al día.
En la segunda fase, el crudo diluido se entregará en la estación Andoas del Ramal Norte del ONP. El crudo diluido será tratado en las estaciones de procesamiento de los campos Piraña y Paiche y bombeados hacia la estación del campo Dorado. Desde el campo Dorado se despachará a través de un oleoducto de más de 20 kilómetros, que unirá el Lote 67 con las instalaciones de Perenco en Andoas. En cuanto al suministro de diluyente, se realizará por una vía paralela al oleoducto proyectado hacia el Lote 67 (ver figura 2).
Figura 2: Fases del transporte del crudo pesado desde el Lote 67 a través del Oleoducto NorPeruano, PetroPerú.
La producción del Lote 67 no implicará ningún cambio significativo en el panorama petrolero peruano. El crudo pesado del Lote 67 no puede ser tratado en ninguna refinería peruana, por lo que se dedicará exclusivamente a la exportación. Es decir, nula aportación en reducir la dependencia externa del petróleo. Los 7 mil barriles de producción en la primera fase apenas permitirán alcanzar el promedio diario de producción anual del año 2012, 67 mil barriles diarios. En la figura 3, se muestra la producción de petróleo promedio diaria entre 2003 y finales de noviembre del año 2013.
En el año 2015, si la producción nacional en los campos marginales del Noroeste del Perú y del Lote 1AB no prosigue su inexorable reducción, gracias al Lote 67, la producción diaria promedio supondría 76 mil barriles, alcanzando niveles del año 2008. El incremento de la producción del Lote 67 hasta 35 mil barriles diarios en el año 2017 permitirá alcanzar niveles de producción promedio diarios comparables al año 2000, unos 95 mil barriles diarios. La mala noticia es que ante la imposibilidad de refinar el crudo pesado en el Perú, y a pesar de las previsiones de incremento de la producción del Lote 67, las importaciones de crudo y derivados del petróleo en el Perú seguirán aumentando. En el año 2019, la producción del Lote 67 alcanzará su pico de producción, según las previsiones existentes, 63 mil barriles diarios de crudo pesado.
Figura 3: Producción promedio del petróleo en el Perú a finales de noviembre del 2013, PerúPetro.
Si con algo de suerte, en el año 2019, se culmina la controvertida modernización de la refinería de Talara, en el Perú se podrá procesar los 63000 barriles diarios de crudo pesado procedentes del Lote 67, pero durante un período de tiempo muy corto. A fínales del año 2019, la producción acumulada del Lote 67 será de 63 millones de barriles. En menos de 6 años se superará el pico de producción del Lote 67, momento en que el yacimiento no podrá superar la producción máxima precedente. Se iniciará el irreversible declive del Lote 67, un suspiro energético en la historia petrolera del Perú (ver figura 4). Se tendrá que invertir mucho más dinero para extraer las restantes reservas del Lote 67, 37 millones de barriles de crudo pesado. La alegría durará unos cuantos años y el Perú seguirá su camino de dependencia externa e indeseable adicción al petróleo.
Figura 4: Efecto de la producción de petróleo en el Lote 67, PerúPetro y elaboración propia.
El Lote 67 es considerado el descubrimiento más importante de petróleo en el Perú después de los hallazgos en la selva de los años 70. La máxima producción de petróleo alcanzada en el Lote 1AB fue de 115 mil barriles diarios. Cada nuevo hallazgo petrolífero presenta volúmenes inferiores de producción y reservas probadas que anteriores descubrimientos. Sin duda, un convincente motivo para analizar seriamente la posibilidad de elaborar un Plan de Desacoplamiento del Petróleo de las actividades económicas más importantes del país: transporte de personas y mercancías, agricultura, pesca, industria, minería, seguridad, defensa nacional y turismo.
La realidad petrolera peruana es muy desalentadora a pesar de los esfuerzos estatales en demostrar que el Perú es un país petrolero. La máxima producción histórica se alcanzó a inicio de los años 80s. Los grandes yacimientos descubiertos en la selva de los años 70 presentan signos de acelerado decrecimiento y el petróleo extraído es cada vez de peor calidad.
Los nuevos yacimientos son de peor calidad y menos volumen y, como en el caso del Lote 67, exigen la realización de grandes inversiones para transportar el crudo pesado a la costa del Perú. La existencia del Oleoducto NorPeruano hace viable la explotación de esos nuevos yacimientos. Una inversión estatal en la época del gobierno militar que hace inclusiva y rentable la inversión privada en los alejados lotes de la selva del Perú en una época de neoliberalismo desbocado, paradojas de la vida.
Por otro lado, la incapacidad de transformar un ineficiente sistema de transporte urbano y de mercancías y la inversión en infraestructuras que fomentan el uso del transporte privado y, por tanto, el consumo de derivados de petróleo, configura una situación de alta dependencia energética externa del crudo extranjero.
En un entorno internacional de altos precios del petróleo, graves tensiones en las principales zonas productoras y progresivo agotamiento de los recursos petrolíferos es imprescindible iniciar una discusión sobre la implementación con carácter de urgencia un Plan de Desacoplamiento del Petróleo en las próximas décadas. El principal objetivo de ese Plan deberá ser sustituir el petróleo de las actividades económicas más importantes del Perú y evitar el estrangulamiento económico por la incapacidad de disponer de este preciado recurso en un horizonte no muy lejano.
¿Cómo evalúa usted la explotación petrolera del Lote 67?
Doctor en Ingeniería Eléctrica por la Universidad Carlos III de Madrid, Máster en Energías Renovables por la Universidad Europea de Madrid-Iberdrola, Ingeniero Eléctrico, especializado en Sistemas y Redes Eléctricas por el Instituto Politécnico de Bielorrusia. Fue Director del Máster Oficial en Energías Renovables, Universidad Europea de Madrid. Es Consultor Internacional, Especialista en Energías Renovables y Eficiencia Energética.
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