Repite las mismas sandeces ("políticamente correctas") que todos dicen y serás bien visto; atrévete a pensar por tu cuenta y te meterás en problemas. Como decía el gran Miguel de Unamuno: "Hay gentes tan llenas de 'sentido común' que ya no les queda espacio para el 'sentido propio'", ya que es el "sentido común" el que nos impide reenfocar los problemas y el que nos mantiene sosteniendo planteamientos erróneos con lo que nos aseguramos nunca poder resolverlos.
"Que los niños solo se diviertan y vayan al colegio" es un planteamiento tan bienintencionado como torpe, tan dulce como ignorante, tan buena gente como desubicado. Y se está gastando mucho dinero en esta campaña que solo consigue confundir más a la gente desprevenida y nos demuestra que quienes deberían dirigir no tienen idea donde está la salida.
Confundir "explotación infantil" con "trabajo infantil" es el peor punto de partida posible que se agrava al partir de una visión etnocéntrica urbana y clasemediera, que prefiere vivir de sus fantasías, mientras se esfuerza denodadamente en ignorar que las realidades urbano-marginales y rurales (costeñas, andinas y amazónicas) son muy diferentes a la nuestra.
... Y la pobre señora no vivió lo suficiente para ver como ese "indiscutible" dogma de fe se desmoronaba.
Una escuela primaria que te prepara para la secundaria, una secundaria que te prepara para la universidad y una universidad que te prepara para el desempleo es la ruta perdedora que el Perú sigue eligiendo y ante lo que no hacemos nada concreto. (Lo único que se hace es criticar todo intento por corregirlo).
Y es que, cuando llega la escuelita a una zona rural (muchas veces pagada por la petrolera o la minera) destruye todo el sistema socio-económico en el falso afán de llevar "progreso", un "progreso" etnocéntrico, concebido y diseñado por y para las clases medias de las ciudades.
El niño ya no trabaja con sus padres. Ahora "estudia" y queremos creer que eso es un avance. Y tal vez sea un avance para el 5% de ellos (o menos) que continuarán hasta ser profesionales. Pero ¿qué pasa con la abrumadora mayoría de casos? Ese niño ya no trabaja, no aporta a la familia y, además, está encerrado en un salón "aprendiendo" (memorizando, paporreteando) discursos que solo le servirán si va a terminar siendo un universitario, pero que lo incapacitan para desempeñarse en su chacra, en su bosque, en su monte, su lago, su río; de modo que al cabo de un tiempo solo le quedará emigrar a las grandes ciudades donde será, en el mejor de los casos, un ciudadano de tercera, mayormente subempleado y, en el peor de los casos, desempleado o caerá en el delito.
El "trabajo" infantil no es solo una necesidad y es parte de la cultura urbano-marginal y rural, sino que es inherente a su estructura social productiva y -esto es lo más importante- es la mejor y la única escuela que tienen los padres para transmitirles a sus hijos los conocimientos que necesitan para operar allá, para seguir siendo agricultores o pescadores o ganaderos. Mientras que la "educación" que se les ofrece en aula, además de ser de pésima calidad, solo sirve para desubicarlos, sacarlos de su contexto cultural e inhabilitarlos para seguir en su terruño.
Para empeorar todo, se les convence que "éxito" y "progreso" es que todos vengan a las grandes ciudades y se les enseña a sentir vergüenza de quedarse allá como campesinos, ganaderos, recolectores, pastores o pescadores. Se les lava el cerebro para que crean que el que se queda en su tierra carece de ímpetu, de ambición y es un conformista y un fracasado.
Nuevamente, el hecho que un 5% de ellos venga y "tenga éxito" en las ciudades no debe ocultarnos lo que pasa con el otro 95%.
Por ejemplo, cuando las clases medias y altas de las grandes ciudades toman a una niña o adolescente de la sierra o la selva y la llevan a sus casa de esclavas domésticas "sin colegio" y las hacen trabajar 16 horas diarias, 29 días al mes, ahí estamos hablando de "explotación infantil"; lo que es muy diferente a que esta niña o adolescente estuviera en su tierra junto a su familia, trabajando la propiedad familiar (eso es "trabajo infantil").
Otro ejemplo: cuando vemos en las ciudades a niños abandonados explotados por una mafia para que mendiguen para ellos, estamos en un caso de "explotación infantil"; pero si vemos a una madre con sus hijos vendiendo golosinas en un semáforo estamos hablando de "trabajo infantil". ¡No es lo mismo!
De estas y de muchas otras formas de "explotación infantil" deberíamos preocuparnos, pero para esto tenemos que tener claridad conceptual en lugar de malgastar el dinero en campañas que confunden las cosas. (No sé por qué pero sospecho que nadie dirá nada sobre las dos formas de explotación arriba mencionadas: la doméstica y la de los niños explotados de la calle. Y menos harán una campaña intensa contra ellas... ¿por qué será?).
Si las mineras o petroleras bienintencionadas (o el Estado) quieren hacer algo por los niños de las comunidades, deberían invertir en crear un modelo educativo adaptado a sus circunstancias, que los desarrolle en sus condiciones (como agricultores, ganaderos, pescadores, etc.), en lugar de intentar reproducir con ellos un modelo educativo totalmente fracasado, que ni en las ciudades funciona.
¿Cree usted que la campaña mencionada está mal enfocada y debería replantearse?
Profesor Asociado de ESAN Graduate School of Business (1,990 a la fecha). Consultor y conferencista en desarrollo ejecutivo y en temas de ética, responsabilidad corporativa y seguridad en el trabajo (1986 a la fecha). Profesor Visitante y conferencista internacional en Argentina, Colombia, España, Portugal, Emiratos Árabes Unidos (Dubai), Francia, Austria, Serbia, Estonia, Guatemala, Paraguay, Bolivia, Costa Rica y USA. Psicólogo (UNMSM), MBA (ESAN, 1990), Maestría en Aprendizaje Gerencial (Lancaster, Inglaterra, 1996), Maestría en Gerencia de la Información (Lancaster, Inglaterra, 1997) y DEA en Ciencias de Gestión (Niza, Francia, 2001). Certificado doctoral europeo, EUDOKMA, (Copenhague, 2003).
Autor de 2 libros (Perú) y autor de capítulos en 3 libros internacionales (2 en Inglaterra y 1 en Colombia). Principales cursos dictados actualmente: Pensamiento Crítico y Decisiones Gerenciales (en el MBA ESAN), Liderazgo y Competencias Gerenciales (en el MBA ESAN), Ética y Responsabilidad Social Corporativa (en la Maestría de Organización y Dirección de Personas, MO&DP, ESAN)
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