La congestión vehicular, la inseguridad ciudadana y la contaminación ambiental son los problemas que hasta hoy preocupan a los limeños. Según el Plan Estratégico Nacional de Seguridad Vial 2017-2021, hasta el 2015 el parque automotor superó los cinco millones de vehículos, la mayoría concentrados en Lima. Además, el Barómetro de las Américas del 2017 nos consideró el tercer país latinoamericano con mayor percepción de inseguridad ciudadana. 

Frente a este panorama, ¿cómo empezar la transición de Lima hacia una smart city o ciudad inteligente? La urbanización y la revolución digital deben converger para brindarnos una ciudad sustentable y gestionada de forma eficiente. Esto permitirá mejorar la calidad de los servicios de las organizaciones públicas y privadas, que también repercutirá en un incremento de la calidad de vida de los ciudadanos. 

La prioridad es el ciudadano 

Hoy la tecnología se integra a la infraestructura de la ciudad y permite realizar diversas edificaciones inteligentes, calles, sistemas de transportes, hospitales, escuelas y servicios públicos, todos interconectados e integrados al sistema urbano. Así, la ciudad puede ahorrar costes, ser más eficiente, proveer nuevos servicios, gestionar el medioambiente, estimular la innovación y trabajar nuevas formas de gobierno. Todo eso trae como consecuencia el beneficio de los ciudadanos y de las organizaciones.

Las gestiones actuales y los candidatos para las próximas elecciones municipales proponen las mismas acciones desde hace cincuenta o hasta cien años atrás.

En la región podemos observar importantes cambios en ciudades como Guadalajara (México), Sao Paulo (Brasil), Santiago (Chile), Yachai (Ecuador) y Medellín (Colombia). Las estrategias incluyen recuperar parques, jardines y demás áreas verdes para que cumplan su rol como zonas de esparcimiento para el ciudadano, así como la mejora del sistema de semaforización y el impulso de otras formas de transporte, como el uso de bicicletas. 

Este panorama es aún más atractivo si volteamos la mirada hacia Europa. El viejo continente posee diversos ejemplos de ciudades inteligentes, entre las que destacan Londres (Reino Unido), Copenhagen (Dinamarca), Ámsterdam (Países Bajos), Viena (Austria) y Barcelona (España). Esta última se considera Ciudad Digital de Europa y en el reciente ranking de IESE Cities in Motion ocupó el puesto 15 en tecnología. 

Barcelona hace gala de un concepto llamado City Science, que favorece la circulación del ciudadano en la superficie e impulsa el transporte subterráneo de los vehículos. Los estacionamientos y postes de luz se colocan por debajo, para tener más espacio en la zona superior donde construir parques y jardines. Así se genera "el espacio del silencio": lugares tranquilos donde podemos pasear o sentarnos a leer, sin el bullicio de los automóviles. 

Un aspecto más para aprender de Barcelona es la recuperación de espacios decadentes, como el distrito 22@. Este surgió durante la modernización de la ciudad, en el marco de los Juegos Olímpicos de 1992, y luego fue abandonado. El precio del metro cuadrado disminuyó mucho y nadie quería vivir ahí por la creciente delincuencia. Este distrito se recuperó y modernizó con apoyo de la municipalidad, las universidades y las empresas privadas. Hoy posee el metro cuadrado más caro de toda la ciudad. 

Propuestas desde las municipalidades 

El proyecto del distrito 22@ puede aplicarse en distritos limeños, como el Callao o algunas zonas de Surco. Sin embargo, en Perú las gestiones actuales y los candidatos de las próximas elecciones municipales proponen las mismas acciones de años atrás. Se parchan pistas, se realizan obras para despejar levemente el tráfico, pero ninguna de estas labores contribuye realmente a modernizar la ciudad. No existe una propuesta que integre la tecnología a la ciudad. 

A ello se suma que no hay una disposición a compartir los avances en el desarrollo de aplicaciones que logran algunas municipalidades, como Miraflores, Los Olivos, San Isidro o Surquillo. La Asociación Nacional de Municipalidades, que agrupa a todas las del país, tiene el reto de integrarlas. Si todas las municipalidades compartieran los avances tecnológicos u otros servicios desarrollados que poseen, no habría necesidad de que varias inviertan en lo mismo y dispondrían de más dinero y recursos para realizar otras acciones. 

La evolución hacia una ciudad inteligente es una necesidad que también se intensifica por los cambios generacionales. Al menos la mitad de los peruanos pertenecen a las generaciones X (posterior a los baby boomers) e Y (millennials), ambos con un buen dominio de la tecnología, y pronto la generación Z alcanzará ocho millones de habitantes. Por ello, es ilógico pensar que Lima, y Perú, no está preparada para un gobierno más digital. 

Es necesario que los próximos candidatos incluyen entre sus propuestas acciones como reducir la cantidad de vehículos de transporte privado, a la par que se potencia el servicio de transporte público. Se debe implementar un Plan de Desarrollo Urbano que impulse la conectividad total de la ciudad, el desarrollo de áreas verdes y la integración del Gobierno, las empresas y las universidades, con el fin de hacer una ciudad más amigable para todos sus habitantes.