Estos cinco planos están relacionados de tal modo que los niveles inferiores soportan a los superiores. Así, los principios y los hábitos soportan las rutinas y las herramientas empleadas. Se puede comprender entonces que la carencia en un nivel inferior o de soporte hace que los niveles superiores pierdan efectividad. Una rutina sin principios implica marchar a la deriva, hacer las cosas sin un sentido.
Asimismo, si desarrollamos bien un nivel superior podríamos compensar parcialmente las carencias en los niveles inferiores, pero jamás podremos sustituirlos.
Cuanto más abajo esté en la pirámide, un nivel desarrollará un beneficio productivo mayor. Por ejemplo, adoptar un nuevo hábito tendrá un mayor impacto productivo que utilizar una nueva herramienta, por más que esta sea muy avanzada. Igualmente, la productividad será más potente si aprendemos a dominar una herramienta empleada diariamente en el trabajo, que si incorporamos un truco nuevo.
Los sistemas de productividad de las personas, están compuestos de respuestas a los qué y los cómo. Nos referimos a qué hacemos cuando practicamos una serie de hábitos sobre la base de ciertos principios productivos. Y del mismo modo diremos cómo lo hacemos cuando ponemos en práctica dichos hábitos mediante una serie de rutinas, herramientas y trucos.
En consecuencia, los niveles más importantes de cualquier sistema productivo siempre serán los principios y los hábitos. En tanto, los trucos, las herramientas y las rutinas empleadas para poner en práctica los principios y hábitos tendrán siempre una menor importancia relativa.
También es importante considerar que el cambio de los qué resultará peligroso si no se tiene claridad acerca de lo que se está haciendo; mientras que los cómo pueden e incluso deben ser cambiados en función de las necesidades particulares de cada persona, siempre que sean respetados los principios que se encuentran en la base de la pirámide.
El especialista Jerónimo Sánchez llama metodología a la parte de un sistema que explica los qué, mientras que los cómo elegidos por una persona constituyen la implementación de la metodología por ese usuario específico. En otras palabras, cada sistema de productividad personal será único: si bien es posible que muchas personas utilicen la misma metodología, resulta muy difícil que dos personas utilicen la misma implementación.
FUENTES CONSULTADAS:
Artículo "La pirámide de productividad personal", publicado por Jerónimo Sánchez.
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