Las zonas rurales en el Perú quedaron rezagadas por muchos años. El escaso desarrollo económico redujo las oportunidades de muchas generaciones. Sin embargo, tras un lento proceso de inclusión financiera y con la llegada del comercio digital nuevas posibilidades aparecen en el horizonte de especialmente para los más jóvenes.
Hablar de inclusión financiera a inicios de este milenio era algo sumamente lejano y es que llevar el modelo de un banco para atender la necesidad de financiamiento en zona rural era prácticamente imposible. Aun cuando se abrió la primera Caja Municipal en 1982, avalada por el Decreto Ley 23039 y la Cooperación Técnica Alemana, el nivel de penetración de estas entidades financieras fue nulo a finales de milenio. Fue en 2001 cuando se inició un crecimiento abrumador que maduró hasta 2007, año en que se incrementó la morosidad que golpeó de manera escalonada hasta 2011. Su primera gran víctima fue Mi Banco del Grupo ACEP en 2014.
El número de instituciones financieras que realizan microfinanzas se redujo en un 30 % en un lapso de 12 años, según datos de la Superintendencia de Banca y Seguros del Perú (SBS). De 40 instituciones financieras dedicadas a las microfinanzas en septiembre de 2005 se pasó a 28 en marzo, lo cual demostró lo cambiante del sistema financiero. Una situación que llevó a muchas de ellas a desaparecer, ser absorbidas o fusionadas.
Un caso sonado fue el de la conversión inicial de Edpyme Edyficar a Financiera Edyficar para luego participar de la fusión de Edyficar y el antiguo Mibanco en 2014. Otro caso fue el de la Financiera Confianza que hasta mayo de 2013 pasó por un proceso en el que fue absorbido por la Caja Rural de Ahorro y Crédito Nuestra Gente, que antes fue la fusión de dos cajas rurales (Caja Sur y Nor Perú) y una Edpyme Crear Tacna.
La llegada de instituciones financieras que realizan microfinanzas permitió incrementar el ingreso económico de los habitantes rurales. Esta mejora elevó su nivel de vida lo que llevó al cliente a adquirir tecnología, desde un televisor Smart hasta un celular de alta gama.
Pero no todo fue tempestad en los últimos diez años. El cliente rural no es el mismo que el de hace años. Si bien se desconoce su evolución, si se sabe que las entidades que realizan microfinanzas han desarrollado nuevas formas de atención en zonas rurales bajo tres pilares.
¿Qué ha permitido la inclusión financiera en las zonas rurales? La llegada de instituciones financieras que realizan microfinanzas permitió incrementar el ingreso económico de los habitantes rurales. Esta mejora elevó su nivel de vida lo que llevó al cliente a adquirir tecnología, desde un televisor Smart hasta un celular de alta gama. Frente al desarrollo que trajo consigo la mejora de la economía en las zonas rurales, las empresas de telefonía pusieron a los clientes rurales en la mira.
Ciertas empresas de telefonía vieron en las zonas rurales una oportunidad de ganar clientes que no fueron atendidos por otras empresas de telefonía y sumaron así nuevos clientes. La competencia trajo consigo una mejora en la señal de internet móvil.
Si bien es cierto que queda aún una deuda pendiente con las zonas rurales, se evidenció que a medida de que el acceso a internet creció se elevaron los ingresos y por tanto nivel de vida. Hoy es posible que un cliente negocie desde el mercado de Santa Anita, en Lima, el envío de 7 toneladas de limón por teléfono con un productor del Caserío de Querpón, en Olmos. Incluso el cliente puede observar la calidad del producto al recibir una foto enviada desde Whatsapp.
¿Está preparado el cliente rural para realizar comercio digital? Depende, y es que en la actualidad se evidencia que los negocios que se desarrollan en zonas rurales son financiados por entidades de microfinanzas y co-administrados con jóvenes de entre 23 y 35 años. Se trata de clientes que tienen acceso a los últimos avances tecnológicos por lo que negocian tanto con el mercado urbano como rural. Los negocios del futuro recaerán en los jóvenes que si conocen la tecnología.
Entonces habría que preguntarse si en un corto plazo los clientes de las zonas rurales harán más efectivo el comercio digital. El mercado y la necesidad existen. En la actualidad el cliente trata de abaratar sus costos y obtener así mayor margen de ingresos. Las actividades de comercio, manufactura y servicio turístico tienen un alto valor agregado por la calidad que se le brinda al producto o servicio final, que es bien visto por el cliente urbano que piensa que el trabajo a mano es mejor.
1) Incentivar aún más la inversión para incrementar la señal de internet móvil en zonas rurales.
El 1 % de la penetración de la telefonía móvil reduce el 0.25 % de la pobreza del Perú, según un estudio del impacto de las telecomunicaciones en el país realizado por el Instituto de Economía (IPE). Estos datos se vieron complementados con un estudio realizado en 2011 por ESAN para el Organismo Supervisor de Inversión Privada en Telecomunicaciones (Osiptel). El estudio concluyó que la telefonía móvil tiene una importante asimilación en las estrategias de comunicación de las áreas rurales. Un 77 % de las familias en las áreas rurales poseen por lo menos un celular y respecto al operador, Movistar fue el más empleado. Se concluyó además que los celulares representan un medio ideal para el desarrollo de las actividades económicas comerciales.
Si bien el estudio realizado por ESAN "Evaluación resultados de los proyectos rurales de FILTE y línea de base para la continuidad de servicios a cargo de Osiptel en Junio 2011" llegó a conclusiones interesantes, para el 2014 estas cayeron en un saco sin fondo debido a la severa y rígida regulación que abarcó tanto a la zona urbana como la rural. Muchas de estas normas no se adecuaron a la zona rural por lo difícil y agreste de su territorio.
Si bien es cierto que estas dificultades desmotivaron a las empresas de telefonía más antiguas, esto no sucedió con la empresa vietnamita Viettel Telecom conocida como Bitel Perú. La empresa aprovechó el escenario para crecer en zonas donde los operadores más antiguos no llegaban, por lo que logró crecer en los ámbitos urbano-rurales.
El Estado se percató del crecimiento de las zonas rurales donde existe una demanda insatisfecha. Esto se reforzó con la información que proporcionó Osiptel en 2016 cuando dio a conocer que Perú ocupaba el tercer puesto en penetración tecnológica LTE para telefonía móvil y mejor velocidad de acceso a internet móvil sobre Uruguay y Chile. Tales logros permitieron que en 2017 exista una mayor cobertura en las zonas rurales. La propagación de una señal de largo alcance permitió que en zonas rurales, muchas aisladas, periféricas o con baja densidad de la población, se mejoren los canales de comunicación.
2) Asumir un correcto cambio generacional en la administración de negocios en zonas rurales.
El Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) proyectó que para el 2015 en las zonas rurales se contaría con 1 671 024 personas entre hombres y mujeres con edades de entre 25 y 35 años. Jóvenes que conocen de tecnología celular y que cuentan con medios de comunicación que les permite romper la barrera de lo urbano-rural. La tecnología sumada a su conocimiento de las actividades que se desarrollan en sus zonas les permitió asumir la dirección del negocio iniciado por sus padres. Este trabajo de mano con la tecnología fomentó la mejora de la comunicación y los procesos, además de generar formalidad. El comercio digital es necesario para la supervivencia del mismo además de sustentar la inversión existente en mejorar los medios de comunicación por parte de las compañías de telefonía.
3) Mejorar la supervisión de la SBS a las entidades financieras que realizan microfinanzas en el cuidado a la cartera de créditos.
Existe un incremento abrumador de la cartera de créditos rurales que responde a la necesidad de la zona y el logro de estas entidades en posicionarse por medio de productos y servicios atractivos. Es importante saber que no todo es color rosa, el Fenómeno El Niño (FEN), de inicios de año, desnudó el principal problema. Y es que las empresas del sistema financiero han tratado al cliente de la zona rural como si fuese un cliente de la zona urbana al no tomar en cuenta que cada uno tiene un perfil de riesgo distinto. Este problema significó un incremento ligero de morosidad solapado aún con las reprogramaciones efectuadas a la fecha posterior al FEN. Por esta razón la SBS debe asumir un papel más frontal y de control a este tipo de operaciones crediticias de entidades que pueden afectar el mercado de créditos.
4) Fomentar la cultura de educación financiera por parte de las entidades de microfinanzas.
Las entidades de microfinanzas deben tener un papel más importante en la formación de cultura y asesoramiento financiero. Es necesario que realicen capacitaciones a sus clientes y no clientes quienes en muchos casos no conocen conceptos básicos de ahorro, contabilidad básica, inversión sostenida en el tiempo y orientación en la formación profesional de su descendencia. Es vital el papel que juega cada institución de microfinanzas para garantizar la continuidad de las actividades evaluadas y fomentar la educación como asesoramiento que es en si el origen de las microfinanzas.
¿Cuánto tiempo faltará para que hablemos del comercio digital en las zonas rurales?
La llegada de instituciones financieras que realizan microfinanzas permitió incrementar el ingreso económico de los habitantes rurales. Esta mejora elevó su nivel de vida lo que llevó al cliente a adquirir tecnología, desde un televisor Smart hasta un celular de alta gama.