A diferencia del resto de las monedas "mortales" del planeta, el dólar no solo es la moneda de los Estados Unidos, sino más bien es la moneda del mundo, ya que con ella se realiza la mayor parte de las transacciones de divisas, tanto para el comercio internacional de bienes y servicios como para la compra y venta de activos.
No obstante que el dólar es demandado por todo el mundo, su emisión es potestad exclusiva de los Estados Unidos, por lo que tiene una situación de privilegio que el resto de países no tiene. De esta manera, mientras continúen creciendo las transacciones internacionales, EE.UU. puede continuar inundando el mundo con el billete verde, independientemente de lo que suceda con su economía, lo que le permite sostener un nivel de gasto interno por encima de sus posibilidades reales. En otras palabras, todos los bienes, servicios y activos que en exceso compra un estadounidense del resto del mundo es cancelado con un papel moneda que ellos imprimen a su libre albedrío y que es aceptado por todos en las transacciones internacionales.
Obviamente, esta situación ventajosa no debe durar mucho tiempo más, debido precisamente a sus propios excesos, lo que ha envilecido la moneda norteamericana, la cual está dejando de cumplir de manera eficiente, sus funciones del dinero como depósito de valor, unidad de cuenta y medio de cambio en el mundo. La devaluación del dólar, su pérdida de valor debido a la gran emisión efectuada para el rescate financiero y los sucesivos déficit comerciales, la propia debacle de la economía norteamericana y el surgimiento de nuevas potencias con sus respectivas monedas hacen presagiar que, en un periodo relativamente corto, las transacciones de divisas se fraccionarán en tres partes principales.
Según el Wall Street Journal, en el último año se ha cuadruplicado la cuota de los depósitos bancarios denominados en yuanes en Hong Kong y además cerca de 70 mil empresas chinas están haciendo sus liquidaciones internacionales en yuanes. China está tratando de que Hong Kong sea un centro satélite para las operaciones e inversiones en yuanes y en productos financieros basados en el yuan. En este sentido, se ha creado un mercado para intercambiar notas en yuanes y un mercado de bonos "dim sum", que permite el corretaje con deuda denominada en yuanes emitida por compañías extranjeras y bonos chinos.
En esta perspectiva, y de hacerse realidad esta tendencia, el manejo de las reservas de los países como el Perú va a tener que cambiar ya que no sería suficiente acumular dólares para facilitar el comercio internacional. Actualmente el comercio del país se divide grosso modo en 5 bloques casi similares: I) Estados Unidos. II) China, III) Zona del euro, IV) América Latina, y, V) otros países. Más del 80% de las reservas del BCRP sin embargo están denominadas en dólares y 15% en euros. El Perú debería tener una canasta de reserva de monedas en una proporción más o menos concordante con la composición de su comercio internacional. Si bien ello haría más complejo y difícil el manejo de las reservas, disminuiría el riesgo con relación al comercio y las nuevas monedas emergentes.
Artículo original publicado en Gestión (17.03.2011 - Pág. 30)