Todos los proyectos tienen implícitos algún tipo de riesgo. Esto es válido tanto para los pequeños propósitos, los planes de mediana envergadura o los proyectos millonarios como la construcción de un túnel sub-fluvial o un cohete espacial.
En los últimos años se han llevado a cabo proyectos que terminaron costando más del doble de lo presupuestado, que demandaron plazos mayores a los acordados en un inicio o que no cumplieron con los objetivos esperados. Como consecuencia de estos fracasos, los gobiernos, inversores y prestamistas se han vuelto extremadamente reacios a aceptar riesgos o participar en este tipo de emprendimientos.
En la práctica, es imposible eliminar todos los riesgos asociados a un proyecto. A lo sumo, estos pueden mitigarse aplicando técnicas eficientes de administración de riesgos o pueden transferirse en parte, como es el caso de los seguros o la tercerización de servicios.
Sin embargo, por más que el riesgo se reduzca o se transfiera, siempre seguirán existiendo peligros residuales inevitables. Por ejemplo, si hemos tercerizado una obra a un contratista, puede ocurrir que este caiga en quiebra y no termine la obra para la cual había sido contratado.
La clave del éxito en los proyectos no consiste en ignorar los riesgos o estar plenamente pendientes de ellos, sino en analizarlos y gestionarlos de manera efectiva.
Una de las mayores ventajas del análisis integral del riesgo es que permite descubrir oportunidades de proyectos que de otra forma no se llevarían a cabo por ser considerados, a priori, demasiado riesgosos.
Además, una eficiente administración del riesgo permitirá minimizar los peligros adversos dentro de los límites prácticos y económicos permitidos. Por ejemplo, si en el análisis de riesgo se detecta que un posible corte de luz puede disminuir significativamente las ventas de una empresa, puede justificarse la compra de un equipo electrógeno para utilizar en caso de emergencia.
La administración del riesgo es necesaria para lograr los resultados explícitos que figuran en el plan del proyecto. Existen hechos que suelen ocurrir a lo largo del ciclo de vida de un proyecto que pueden afectar seriamente los resultados, como los cambios en el contexto externo (legal, económico, financiero y político) o los cambios en el contexto interno (pobres prácticas de administración de proyectos). Por ende, es muy importante administrar los riesgos para minimizar los efectos de estas contingencias desfavorables.
En la práctica, gran parte de los riesgos del proyecto están relacionados con los cambios de agenda y desvíos presupuestarios que ocurren una vez que se está ejecutando el mismo. El administrador del proyecto puede reformular rápidamente el plan en función de estos desvíos de agenda y costos. Sin embargo, muchas veces se olvida de que estos cambios de planes también van a originar nuevos tipos de riesgos. Para evitar los posibles efectos negativos al cambiar los planes es necesaria una metodología sistemática de administración del riesgo, de manera de alcanzar los resultados del proyecto.
No todos los proyectos requieren de un enfoque formal de administración de riesgo, pero su administración debe convertirse en un proceso sistemático aplicado de una manera disciplinada para obtener el máximo beneficio.
La administración de riesgo es el proceso sistemático de planificar, identificar, analizar, responder y controlar los riesgos del proyecto. Este proceso trata de maximizar la probabilidad de ocurrencia de los sucesos positivos y minimizar la probabilidad de ocurrencia de los sucesos adversos.
Si bien muchos administradores de proyectos utilizan un razonamiento intuitivo como punto de partida para el proceso de toma de decisiones, el administrador del riesgo mira más allá, evaluando el nivel de riesgo y los efectos que puede tener el mismo sobre el progreso del proyecto.
Para finalizar, recuerde siempre que es usted quien debe administrar los riesgos del proyecto, decidiendo cuáles acepta y cuáles no. No permita que los riesgos se adueñen de su proyecto y anticípese a ellos a través de una buena planificación y su control sistemático.
¿Cómo se gestionan los riesgos de un proyecto en su organización? ¿Existe una planificación adecuada? Cuéntenos su experiencia.