"La comunicación es como la sangre de la organización: cuando existen estancamientos que impiden la circulación se causan daños, a veces, irreparables. Lo ideal es que el conflicto exista. La teoría interaccionista sostiene que lo mejor que se puede hacer es promover el conflicto, pero no aquel que no se puede resolver, sino el conflicto funcional", agrega el profesor Terrones al diario El Comercio.