Desde la aparición del internet hasta la actualidad, la digitalización se ha convertido en una necesidad para las marcas, quienes siempre se han enfocado en la modernización de procesos, sobre todo en el ámbito del cliente. Sin embargo, este concepto también se aplica a las personas, quienes se sirven de canales para comunicar sus experiencias y los juicios que tienen de sí mismas y de los demás.
Uno de los cambios que trajo consigo la pandemia de la COVID-19 es la urgencia de la digitalización. La comunicación entre empresas, colaboradores e individuos entre sí, requiere ser digital por la coyuntura. Esta tendencia aumentará de forma considerable el número de usuarios en plataformas digitales, la cantidad de aplicativos digitales que se deben usar, su frecuencia y el tiempo de uso.
Para las empresas es de vital importancia generar instrumentos digitales que analicen el comportamiento del cliente, ya que les atribuirá, por diferentes medios, el valor que las lleve al éxito o al fracaso. Aquí se genera un círculo de actuación industria-personas. Sin embargo, gran parte de ambos actores le brindan poca o escasa importancia al uso debido de las herramientas digitales.
Prensky, en su libro Nativos digitales, inmigrantes digitales, denomina "inmigrantes digitales" a quienes nacimos fuera del mundo digital y nos vamos modernizando. Caminamos junto al mundo digital, adaptándonos a diversas herramientas. No obstante, ¿es mejor andar 'junto a' o 'inmersos en' la digitalización? ¿Hacemos uso o desuso de la tecnología?
Es innegable que los inmigrantes conservamos formas pasadas que, aunque impiden que la transición al conocimiento digital sea abrupta, por otro lado, dibujan cierta brecha que nos conlleva a un grado de ineficiencia en ciertos aspectos. Por ejemplo:
Es importante que nos adaptemos a nuestro ritmo, a la vez que brindamos un crédito de confianza a la digitalización. Esta tendencia nos traerá mucha practicidad, rapidez y efectividad en cada accionar cotidiano.
A pesar de que los nativos digitales ya nacieron con lenguaje digital, cabe preguntarse si ellos están más preparados que los inmigrantes digitales y si su eficiencia es mayor. Investigaciones de corte psicológico determinaron que la tendencia de aumento del coeficiente intelectual de generación en generación se ha visto invertida con los nativos digitales, debido a la falta del aprovechamiento y buen uso de recursos digitales. Por ejemplo:
En un reciente artículo, la BBC News relata el decaimiento del rendimiento escolar en los niños que recibieron consolas de juegos para una investigación experimental. Tras cuatro meses, se descubrió que pasaban más tiempo jugando y menos tiempo haciendo las tareas escolares. Sus calificaciones cayeron alrededor de 5 %. No se trata solo de contar con las herramientas adecuadas, sino más bien del buen uso que les demos, lo que define nuestras capacidades.
Muchas empresas tienen buena publicidad y se enfocan en recortar costos y aumentar su rentabilidad. Sin embargo ¿están priorizando la digitalización? ¿La están enfocando al cliente, su actor principal? Davenport, T. y Spanyu A. aseguran que las empresas deben centrarse en la transformación de la experiencia, las relaciones y los procesos del cliente. Deben considerar que su satisfacción mejorará la reputación de su marca y que, en los próximos años, los negocios digitales seguirán en aumento.
Es evidente que la digitalización aumentará y quienes no se adapten a ella, empresas o personas, carecerán de oportunidades de un buen desarrollo. Ambos son grandes actores en el motor de la economía global y necesitan de herramientas de procesos y de comunicación en tiempo real a la altura y vanguardia del flujo operativo moderno. Por eso, debemos preguntarnos como personas, profesionales o representantes de compañías: ¿Queremos sólo "existir paralelamente" o "ser parte de" este cambio? Déjanos tu opinión.
Referencias
Prensky, M. (2001). Nativos digitales, inmigrantes digitales. On the Horizon.
BlackSip (2019). Reporte de industria: El e-commerce en Perú 2019. Digital Business Partners.