Al invertir destinamos recursos para obtener beneficios futuros traducidos en una rentabilidad que se dará en un horizonte temporal. Cuando invertimos enfrentamos un riesgo inherente y propio de la actividad en que se realice la inversión.
En conversaciones informales se suele escuchar: "no debemos gastar el dinero en cosas pasajeras; es mejor ahorrar para comprar un bien, ya que representa una inversión". Y podríamos agregar que el bien es una inversión porque es duradero, a diferencia de una celebración de cumpleaños, una salida al cine o un viaje de placer, por mencionar algunos casos.
Sin embargo, ¿es válido afirmar que un bien duradero es una inversión? ¿Cuál es el sentido económico de una inversión? ¿Qué es una inversión? ¿Qué debemos tener en cuenta para saber si lo que realizamos es o no una inversión?
En principio el término inversión es un sustantivo, con lo cual se requiere señalar el verbo que define la acción: invertir. De acuerdo con el Diccionario de la lengua española de la RAE, el término invertir tiene cuatro acepciones:
1. Cambiar, sustituyéndolos por sus contrarios, la posición, el orden o el sentido de las cosas.
2. Emplear, gastar, colocar un caudal.
3. Emplear u ocupar el tiempo.
4. En una razón, intercambiar numerador y denominador.
De estas acepciones se desprenden tres ideas medulares. El acto de invertir implica un intercambio; involucra un caudal (capital o fondo); e incluye empleo de tiempo. Estos elementos desarrollados conjuntamente bajo un enfoque económico nos permiten caracterizar a una inversión.
Invertir en términos económicos puede ser descrito como el acto que:
Querer una mayor rentabilidad supone arriesgar más. En 2012 la acción de Facebook en la bolsa tenía un precio de US$ 40. Luego cayó a US$ 20, pero hoy ronda los US$ 150. ¿Alguien pudo augurarlo?
Comentaremos brevemente cada uno de ellos, buscando ejemplificar cada idea en forma sencilla.
Los recursos involucrados en una inversión son aquellos bienes tangibles o intangibles que al emplearlos en una actividad económica generan un provecho para su propietario. No solo hablamos de caudales sino de cualquier bien del cual se pueda conseguir un beneficio económico: dinero, edificios, inmuebles, máquinas, herramientas, conocimientos, etc.
El intercambio de beneficios futuros por presentes nos da la primera idea de una ganancia diferencial: para que tenga sentido invertir el recurso, el beneficio que se obtendría en el futuro debe superar el beneficio de su uso inmediato. Los beneficios futuros se traducen en mayores recursos, los cuales pueden ser reinvertidos o recogidos.
El punto anterior señala que inversión y ganancia van unidas. La ganancia se traduce en rentabilidad. Y esta debe cubrir el nivel mínimo de rentabilidad deseada o exigida por el propietario de los recursos. La rentabilidad no es exclusiva del ámbito privado o empresarial, pues existe la rentabilidad social para las inversiones públicas.
Sin embargo el beneficio no está garantizado incluso en los entornos más seguros. Así, un depósito a plazo fijo en un banco da por sentado que obtendremos intereses en el plazo fijado; pero ni los bancos más sólidos están libres de una crisis como la de 2008.
Querer una mayor rentabilidad supone arriesgar más. En 2012 la acción de Facebook en la bolsa tenía un precio de US$ 40. Luego cayó a US$ 20, pero hoy ronda los US$ 150. ¿Alguien pudo augurarlo?
De ello se advierte: que el riesgo está ligado a la actividad; y si obtener un beneficio es más seguro (de menor riesgo), se puede esperar una rentabilidad menor. Inversamente, una mayor rentabilidad supondrá mayor riesgo.
Conocidas estas cinco características podremos señalar si aquello a lo que destinamos nuestros recursos es una inversión o si solo es un gasto. No olvidemos que un gasto no debe tener una connotación negativa, pues en su dimensión correcta es necesario.
A partir de su experiencia ¿Se podría decir que uno de estos elementos prima sobre los demás? ¿Cuál sería dicho elemento?
Querer una mayor rentabilidad supone arriesgar más. En 2012 la acción de Facebook en la bolsa tenía un precio de US$ 40. Luego cayó a US$ 20, pero hoy ronda los US$ 150. ¿Alguien pudo augurarlo?
Consultor senior del Instituto de Regulación y Finanzas (FRI) de ESAN en temas de Fusiones y Adquisiciones, Project Finance, APPs, Endeudamiento Estructurado y Evaluación de Riesgos para el sector público y privado. MBA por ESAN. Bachiller en Ingeniería Económica por la Universidad Nacional de Ingeniería.
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