En el 2010, el petróleo suministró casi el 40% de la energía primaria consumida en el Perú, por encima de la media mundial. Según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), el petróleo suministrará entre el 28% - 33% del consumo mundial de energía primaria en el 2035.
Por tanto, el suministro del petróleo será una importante preocupación para los diferentes gobiernos del mundo en las próximas décadas, especialmente para aquellos países emergentes como China e India que han iniciado un acelerado proceso de motorización de sus sociedades basados en este recurso fósil sin poseer reservas propias. La geopolítica del petróleo en este siglo tendrá como principales actores a chinos e indios, en defensa de sus correspondientes intereses.
En este contexto, el suministro mundial de petróleo se enfrentará en las próximas décadas a los siguientes ineludibles problemas: el agotamiento de la producción mundial de crudo convencional, los elevados precios de extracción de petróleo no convencional, la inestabilidad política de grandes productores (Irak, Irán, Venezuela, Libia, etc.).
La AIE, un organismo que no se puede catalogar de extremista, sensacionalista o exagerado, indica que la producción de crudo convencional alcanzará un nivel estable de 68 - 69 millones de barriles diarios en el 2020. No es difícil deducir que a partir de 2020 -años más, años menos- cualquier incremento del consumo de petróleo se suministrará con ayuda de crudos no convencionales -petróleos de aguas profundas, crudos extra pesados y pesados, condensados de petróleo, petróleo de esquistos bituminosos, arenas bituminosas- más caros de explotar, transportar y refinar que los crudos convencionales.
Finalmente, la AIE considera que los precios del petróleo podrían alcanzar los US$ 113 por barril en el 2035. El precio medio del barril de petróleo en el 2009 fue de US$60 y en el 2011 de US$99. Las predicciones para el 2012 indican que superará los US$100 a menos que ocurra una crisis de efectos análogos a la del 2008, el precio del barril de petróleo será muy elevado.
El Perú, un país con escasas reservas probadas de petróleo a escala mundial y cuyos principales yacimientos se encuentran en zonas de especial impacto medioambiental (zócalo continental y selva amazónica) es desde 1994 un importador neto de petróleo y sus productos derivados. El déficit comercial en crudo y productos derivados alcanzó un valor récord de casi US$ 2500 millones en el 2008.
En el 2004 se creó un fondo de estabilización de precios del combustible para amortiguar las variaciones del precio internacional del petróleo al cual están indexados los combustibles empleados principalmente en el sector transporte y, por tanto, de toda la cadena de suministro y distribución de bienes y servicios de la dependiente economía nacional, adicta a los derivados del petróleo.
El objetivo inicial del fondo de estabilización era amortiguar temporalmente el efecto de la volatilidad del precio del petróleo sobre una economía altamente vulnerable a este recurso fósil y en consecuencia sobre la estabilidad macroeconómica del país.
El funcionamiento ideal del fondo de compensación consiste en retrasar la subida de los precios del combustible al consumidor en periodos de incremento del precio internacional, acumulando una deuda a las refinerías, y retrasar la bajada de los precios al consumidor en periodos de reducción, acumulando dinero en el fondo para cubrir la deuda acumulada a las refinerías.
El fondo de estabilización se inició con un monto de S/. 60 millones y alcanzó unos S/. 1500 millones en el 2008 debido al imparable crecimiento del precio del petróleo. El fondo de estabilización se ha transformado en una herramienta de subsidio estatal directo a los derivados del petróleo y un elemento clave de distorsión de la formación de los precios reales en un mercado supuestamente competitivo.
Así, en el 2007, el Estado transfirió al fondo S/. 800 millones mientras que en el 2008 unos S/. 200 millones. En marzo de 2011 se autorizó una transferencia de 600 millones para cubrir la deuda a las refinerías. El 25 de octubre de 2011 se aprobó un Decreto de Urgencia en el que se excluían algunos combustibles del fondo de compensación, dejando el subsidio para aquellos combustibles que pueden tener una importante incidencia en los consumidores finales y en la inflación por una subida generalizada de precios en el transporte y los productos de la canasta básica.
El fondo de estabilización y la estructura de formación de precios de los derivados de petróleo son elementos distorsionadores del mercado de hidrocarburos. La liberalización de los precios de los combustibles en el transporte privado y un ajuste escalonado de los precios en el transporte público y de mercancías permitirían reflejar los costos reales de los combustibles y exponer a los consumidores a las variaciones del precio internacional del petróleo con el objetivo de crear una cultura de utilización inteligente y eficiente de un recurso energético -deficitario y escaso en el país- e iniciar un serio proceso de transformación del modelo energético actual.
En esas condiciones sería viable elaborar una estrategia de transporte sostenible y masificación de biocombustibles en el transporte público, privado y de mercancías, así como la creación de mecanismos de promoción de nuevas tecnologías de transporte sostenible. La continuidad del modelo actual implica déficit en la balanza de hidrocarburos, volatilidad de precios, fondos de estabilización, desleal subvención estatal, distorsión del establecimiento real de los precios y acelerada explotación de los escasos yacimientos de petróleo en lugares de gran riqueza natural y biodiversidad.
La opción opuesta es proponer y ejecutar un modelo alternativo a la adicción petrolera cuyo principal objetivo será la invulnerabilidad de la economía peruana a la volatilidad del precio del crudo internacional y a las tensiones geopolíticas mundiales alrededor de este recurso fósil.
¿Qué estrategias plantearía usted para afrontar los problemas a los que se enfrentará el suministro mundial de petróleo en las próximas décadas?
Doctor en Ingeniería Eléctrica por la Universidad Carlos III de Madrid, Máster en Energías Renovables por la Universidad Europea de Madrid-Iberdrola, Ingeniero Eléctrico, especializado en Sistemas y Redes Eléctricas por el Instituto Politécnico de Bielorrusia. Fue Director del Máster Oficial en Energías Renovables, Universidad Europea de Madrid. Es Consultor Internacional, Especialista en Energías Renovables y Eficiencia Energética.
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