Para ser competitivas, sostenibles y sacar provecho de las oportunidades que se generan, hoy las organizaciones deben desarrollar procesos de transformación digital. En el caso de las empresas agroexportadoras, esto implica apostar por tecnologías innovadoras y aprovechar las múltiples ventajas de la conectividad para incrementar su productividad.
Si bien la agroexportación genera un dinamismo importante en la economía nacional, también es muy vulnerable a la variación de los precios internacionales. Por esta razón, las agroexportadoras deben ser muy eficientes en costos y minimizar los riesgos asociados. En ese sentido, la implementación de un proceso de transformación digital les permite alcanzar un interesante mix de eficiencia, competitividad y sostenibilidad.
Pudimos conocerlos beneficios de la transformación digital en la experiencia de dos exitosas empresas agroexportadoras, ubicadas una al norte y otra al sur del país. Ambas comenzaron por lo básico: el soporte informático a la gestión, migrando sus obsoletos sistemas de control no integrados a un 'Enterprise Resource Planning' (ERP).
Con esto, elevaron el grado de control en todas las áreas de la empresa, especialmente en cuanto a costos. Además, permitió la implementación de tableros de control integral, que generan alertas tempranas de desvío y permiten accionar a tiempo las medidas correctivas correspondientes.
El siguiente paso tecnológico fue incorporar el uso de drones para la georreferenciación, que les permite optimizar la toma de decisiones en tiempo real, incrementando la eficiencia y reduciendo costos, a partir de la centralización y procesamiento de la información obtenida en un sistema integrado que alimenta la cadena de decisiones.
La integración de esta información, complementada con inteligencia artificial, permite además optimizar sistemas como, por ejemplo, el de riego, pues la georreferenciación de cada árbol ofrece visibilidad sobre la uniformidad del riego, zonas con estrés hídrico y fugas de agua. Con ello se pueden proyectar volúmenes de cosecha y detectar necesidades de abono y surgimiento de plagas, para luego abonar o combatir plagas de forma focalizada, ahorrando en insumos y tiempo. Similares beneficios se producen en el campo de la seguridad.
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Fuente: Día 1, El Comercio